Repensando la iluminación de hoteles

Iluminar, habitar, pensar

La particularidad de los hoteles es su capacidad para generar espacios singulares y sensación de confort para cada cliente en unidades (las habitaciones) que se repiten homogéneamente y que se comparten con muchos otros usuarios. Cada cliente experimentará una estancia distinta en este espacio en función de sus hábitos, costumbres y necesidades. En principio, es todo lo contrario a lo que consideraríamos nuestra casa y, sin embargo, muchos consiguen con éxito que hagamos nuestra la habitación durante el periodo que permanecemos en ella, por breve que este sea.

La iluminación, apoyando al proyecto de interiorismo, juega un papel fundamental en este tipo de espacios. Como en cualquier otro tipo de obra, es fundamental la cooperación con los distintos intervinientes e interpretar correctamente las necesidades e intenciones del promotor, de los diferentes espacios y usos y, sobre todo, de los usuarios finales. Es muy importante comprender la arquitectura y desarrollar conceptos lumínicos que la refuercen, y generen referencias y ambientes en su interior.

Los hoteles no venden solo una estancia; venden una experiencia que a menudo completan con otros servicios que están a disposición de los usuarios sin salir del complejo. Cada espacio del hotel, con su uso determinado, puede tener unas necesidades muy diferentes y el proyecto de iluminación debe dar respuesta a todas ellas. Cuando se interviene en complejos de mayor envergadura, a menudo disponen de zonas separadas para uso diurno y nocturno; o alas diferenciadas para público familiar o solo para adultos, siempre conectadas por áreas comunes. En estos casos es muy importante desarrollar un proyecto lumínico con diferentes ambientes pero que doten de coherencia al conjunto.

Realizar un buen proyecto de iluminación de hoteles requiere hacer uso de una amplia gama de soluciones técnicas, decorativas y de control, y combinarlas adecuadamente para generar emociones en los clientes y que su experiencia en estos espacios sea memorable. A menudo, en este tipo de espacios, se superponen dos capas de iluminación: la funcional y la decorativa. La primera queda integrada en la arquitectura, revela el espacio y genera las condiciones necesarias para que se den todos los usos previstos en el hotel. La segunda dialoga con los espacios y genera atmósferas exclusivas.

La iluminación de las habitaciones debe ser flexible para permitir que cada cliente disfrute de una experiencia única y para adaptarse al desarrollo de las distintas actividades que puedan darse en su interior. El control mediante domótica de la instalación de iluminación puede dejar en manos del usuario, o de la gestión del hotel, la regulación de los parámetros lumínicos para personalizar cada estancia. Es posible, además, crear diferentes escenas que faciliten esta personalización y que se puedan modificar en función de las necesidades cambiantes que puedan surgir.

El diseño de iluminación para las áreas comunes debe ofrecer estímulos para los clientes, generar ambientes distintos que permitan que usuarios muy diferentes encuentren su lugar en estos espacios, ser coherente con la imagen general del edificio y de la marca y establecer las condiciones adecuadas para lograr el mayor confort visual.

Realizar un buen proyecto de iluminación para un hotel requiere estudiar las intenciones de la propiedad, las necesidades de los clientes y comprender la arquitectura para, con todos estos elementos, desarrollar un concepto lumínico que dé respuesta técnica a todos los requerimientos y genere atmósferas únicas.

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