El papel del diseñador de iluminación

Desvelar espacios

Las normativas y métricas establecen la cantidad de luz necesaria para cada uso en los distintos espacios y fijan unos objetivos de cálculo. Los programas informáticos de iluminación son fáciles de manejar y accesibles para cualquier técnico que dedique unas horas a estudiar su funcionamiento. Permiten medir la iluminancia, la luminancia, la uniformidad, controlar la reflectancia de las superficies o elegir las luminarias en función de su flujo e intensidad luminosa; sin embargo, establecer unos objetivos de iluminación que cualifiquen, además de cuantificar la luz, es más complejo.

El papel del diseñador de iluminación (también conocido como lighting designer) es fundamental para dotar a cada espacio de la luz más apropiada combinando criterios funcionales, técnicos, de eficiencia y estéticos. La práctica del diseño de iluminación aúna arte, ciencia y conocimiento de los productos existentes en el mercado, más allá de los criterios de visibilidad que se consiguen al aplicar las normativas. Esta disciplina está a medio camino entre la ingeniería, la arquitectura y el interiorismo y debe entender cada uno de estos ámbitos para ofrecer los conceptos y estrategias más acertados para cada ambiente.

Hoy en día existen infinidad de soluciones para iluminar cada tipo de espacio. Los fabricantes ofrecen una amplia gama de productos que proporcionan herramientas adecuadas a los diseñadores. La tecnología LED permite controlar y medir múltiples parámetros de la luz. Todo ello hace que sea imprescindible contar con un profesional de la iluminación para elegir, de entre todas las posibilidades que ofrece el mercado, la más adecuada para cada situación. El diseñador de iluminación, además, trabajará en equipo con los responsables del diseño de los espacios para comprender las necesidades y oportunidades de los mismos y elaborará todo lo que define técnicamente el proyecto de luz: planos de ubicación de luminarias y equipos, cálculos lumínicos, tablas de potencias, detalles constructivos, memorias justificativas de cumplimiento de las normativas de aplicación… 

La iluminación afecta directamente a la salud, a la productividad, al rendimiento y al confort de los usuarios; hace que los espacios sean más seguros, pone en valor la arquitectura, genera emociones en las personas y, además, supone aproximadamente un 20% del consumo eléctrico. Un buen profesional sabrá poner la técnica al servicio de las personas.

La imagen es luz, y en establecimientos comerciales es fundamental controlar la iluminación para incentivar las ventas. La intensidad, el índice de reproducción cromática y las temperaturas de color son los parámetros fundamentales que hay que tener en cuenta en este tipo de espacios. La forma en la que se ilumina un objeto afecta a la percepción del mismo. La forma de iluminar puede, además, atraer al público objetivo al establecimiento. Habitualmente encontramos luz más tenue y ambiental en comercios de lujo, y luz más homogénea e intensa en comercios con precios más asequibles.

La luz también tiene la capacidad de dar identidad a lugares, de hacer más accesible y seguro el espacio urbano, de permitir las interacciones interpersonales en espacios públicos y de contribuir al paisaje de las ciudades redibujando su arquitectura por las noches.

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