Iluminación centrada en el ser humano

El bienestar de las personas

Los cambios físicos, mentales y conductuales que se dan en los seres vivos y que responden a un ciclo diario son conocidos como ritmos circadianos. Además de a factores internos, propios de cada ser vivo, estos ritmos responden a estímulos exteriores. La principal señal que activa estos ritmos es la presencia de luz natural en el ambiente de los organismos, que es captada a través de los ojos.

Los cambios de ciclos de luz-oscuridad tienen el poder de acelerar, desacelerar o reiniciar los ritmos circadianos y, con ello, producir cambios hormonales que afectan directamente a la salud y el bienestar de los seres vivos.

Desde 2001, tras la detección de un tercer fotorreceptor en el ojo humano, se ha venido desarrollando un nuevo enfoque de diseño de iluminación centrada en los efectos no visuales de la luz sobre las personas. Tanto los fabricantes de iluminación como los distintos organismos que desarrollan protocolos de control y normativa en este sector, pasando por los propios diseñadores, trabajamos para lograr el mayor confort para las personas. Desde el diseño, se puede trabajar en una serie de estrategias con el fin de que la iluminación artificial, a la que se exponen las personas cada día, se parezca lo máximo posible a la iluminación natural en intensidad, direccionalidad y temperatura de color. Además de las posibilidades que nos ofrecen las nuevas fuentes de iluminación que permiten cambiar el tono de la luz (su temperatura de color), desarrollar diferentes escenas mediante sistemas de control, contribuye a lograr este objetivo de confort.

Teniendo en cuenta que pasamos el 90% de nuestro tiempo en interiores, la iluminación artificial juega un papel cada vez más relevante en nuestra salud y bienestar. La asociación Lighting for People ha presentado diversos casos de estudio con edificios con diferentes usos, y ha comprobado los beneficios de tener un sistema de iluminación artificial con intensidad y temperatura de color variables a lo largo del día. En el caso de la escuela de Malmo, se instalaron luminarias de 40 W y con temperaturas de color variables, mediante control DALI, entre los 2700ºK y los 6500ºK. Se desarrolló un patrón de regulación específico para las aulas que combinaba investigaciones científicas con las preferencias de los propios usuarios del centro. A primera hora de la mañana, cuando llegaban los alumnos a clase, las luminarias proporcionaban el nivel máximo de iluminación con la temperatura más fría de su espectro (6500ºK). A lo largo del día se disminuía la intensidad y se aumentaba la temperatura de color hasta alcanzar, a última hora, los niveles opuestos a los de la mañana (2700ºK). Los alumnos aseguraron que lograban mantenerse concentrados durante más tiempo y disminuir la sensación de somnolencia gracias al sistema implantado en sus aulas.

Los seres humanos son especialmente sensibles a la luz captada en las dos primeras horas del día desde que nos levantamos y las dos últimas antes de irnos a dormir. Una mala gestión de la iluminación artificial, especialmente en estas horas, puede generar problemas de sueño y de salud. Por eso, el enfoque de la iluminación centrada en el ser humano tiene también una gran importancia en las viviendas.

Además, la aparición del certificado Well ha supuesto un impulso muy importante para este nuevo enfoque del diseño de iluminación. Este certificado es un sistema de puntuación dinámico para edificios y comunidades que permite monitorizar las características de los espacios que impactan en la salud de sus usuarios. Entre otros parámetros, observa y puntúa la calidad de la iluminación artificial.

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