Desde las viviendas se oye el mar; no están en primera fila, pero muy cerca de una playa de callaos del suroeste de la isla. La parcela es estrecha y en forma de U abierta a un parque público, que también se diseñó en el proyecto.
Son 49 viviendas, cada una de ellas con un pequeño jardín que se ideó como una habitación más al aire libre; dotándolo, por lo tanto, de cierta privacidad. De ahí la forma del proyecto que con sutileza trata de indicar la individualidad de las viviendas.
El proyecto de iluminación sigue las mismas estrategias que la arquitectura: redibuja sus líneas, se apoya en muros y forjados y llena de intención los vacíos del edificio. Esta simbiosis con la arquitectura ha sido posible gracias a las conversaciones entre los diseñadores de iluminación y los arquitectos autores del proyecto de iluminación para este hotel y a la comprensión de las necesidades e intenciones reflejadas en los distintos espacios.
Fotografía: Álvaro Valdecantos
Proyecto publicado en Lightecture.