Miedo a la oscuridad
¿Cuánta luz es necesaria?
El miedo atávico a la oscuridad empujó al ser humano a tratar de iluminar la noche para no encontrarse en desventaja respecto de los depredadores nocturnos. Con la generalización de la electricidad, nuestras ciudades se llenaron de luz. En 1931, tras la muerte de Thomas Alva Edison —inventor de la luz eléctrica, del suministro público de electricidad y del modelo final y perfeccionado de la lámpara incandescente—, las autoridades propusieron cortar la energía eléctrica en Estados Unidos a modo de homenaje. La idea se tuvo que descartar rápidamente por el coste que supondría para la industria productiva y por la dependencia de la electricidad de sectores críticos para la sociedad. Finalmente, tuvieron que conformarse con que se apagaran las luces durante dos minutos a las diez de la noche.
Ningún estudio avala claramente la idea de que a mayor nivel de iluminación desciendan los índices de criminalidad, y ni siquiera que se produzcan menos accidentes de tráfico. Sin embargo, una cierta cantidad de luz sí modifica nuestra percepción respecto a la seguridad y, por tanto, nuestro comportamiento. La luz permite prolongar las horas de ocio y mantiene a las personas más tiempo en las calles, y esto hace que las ciudades se nos ofrezcan más amables, y surjan nuevos negocios y actividades en torno a ellos. Somos expertos en la iluminación para restaurantes en Madrid.
Disponemos a menudo, tanto a nivel urbano como en los interiores, de más luz de la que realmente necesitamos para ver, trabajar y circular con seguridad. Además, esta luz no siempre se proyecta donde es necesaria. Esto, en iluminación exterior, supone la existencia de contaminación lumínica y, tanto en interior como en exterior, una menor eficiencia energética. Al leer cualquier guía o norma de iluminación, veremos que hacen referencia a tareas y planos de trabajo y no a áreas generales. En ellas encontramos recomendaciones como que, en una zona de paso interior, son necesarios 100 luxes mínimos. Sin embargo, la percepción de estos mismos 100 lx variará mucho en función de otros parámetros, como el color y acabado de las paredes o si estas también están bañadas por la luz o no. A su vez, los niveles de que se manejan en iluminación de emergencia son muy distintos; en estos casos, bastará con 1 lx para evacuar a las personas con seguridad de un edificio. Una buena estrategia de iluminación debe encargarse de focalizar la luz en el lugar adecuado, con la intensidad y las características apropiadas a la tarea a la que dará servicio y teniendo en cuenta muchos otros condicionantes de los espacios.
Añadir capas de luz que admitan una cierta personalización, como las que se generan al emplear lámparas de pie o de mesa, puede ser una buena táctica para ahorrar energía y hacer que las personas se sientan más cómodas al adaptar los niveles de iluminación a sus necesidades concretas en cada momento.