Luz para trabajar

De la mesa a la pantalla

La normativa que regula la iluminación para los espacios de trabajo tanto en interior como en exterior se refiere siempre a planos de trabajo horizontales. Sin embargo, hace tiempo que nuestro plano de trabajo pasó de ser el horizontal de la mesa al vertical de la pantalla de ordenador, que, además, es una superficie luminosa.

También han cambiado nuestros entornos de trabajo; más aún tras la pandemia, que ha acelerado el proceso de digitalización de las empresas y ha extendido la posibilidad del teletrabajo. La presencia física en las oficinas ya no es fundamental, y a los nuevos espacios se les pide versatilidad y coexistencia de diferentes ámbitos con distintas necesidades lumínicas. Las formas de iluminar estos nuevos espacios y formas de trabajo deberían ser también distintas.

El principal criterio a la hora de abordar este tipo de proyectos debería ser el bienestar de los usuarios. La iluminación ha de ser la correcta para las tareas específicas que vayan a realizarse en cada espacio, pero también debe generar ambientes adecuados para el descanso y la socialización. Las posibilidades que nos ofrecen los productos existentes en el mercado son infinitas. Además, las instalaciones tendrían que aspirar a ser cada vez más eficientes. La eficiencia no solo se consigue reduciendo el consumo de las fuentes de luz —algo relativamente fácil de lograr con las nuevas tecnologías—, sino también categorizando los espacios para darles a cada uno el tratamiento adecuado: no necesitamos la misma cantidad de luz en un puesto de trabajo que en una zona de paso.

Tradicionalmente, en las oficinas, la iluminación era uniforme en toda la planta del edificio y se adaptaba a la modulación marcada por las retículas de los falsos techos. Las mesas también se distribuían uniformemente y las únicas variaciones de una planta a otra eran las divisiones de los despachos privados. Actualmente, los espacios de trabajo son menos jerarquizados, más diáfanos y cuentan con áreas compartidas, incluso sin puestos de trabajo fijos. Las divisiones tienen un carácter funcional, para aislar acústicamente salas de reuniones o cabinas para conferencias, y, a menudo, son transparentes. La iluminación para estos nuevos espacios debe tener en cuenta todo lo anterior: evitar los reflejos indeseados en las superficies reflectantes, dotar de una iluminación flexible a las áreas en las que pueden darse distintas actividades o donde se transforme fácilmente el mobiliario, y contar con una iluminación funcional que asegure el confort visual y la facilidad de uso de los espacios teniendo en cuenta que cada día puede haber nuevos usuarios que no formen parte de las plantillas fijas de las empresas.

Foto: Edison Price Lighting

Texto: Rafael Gavira / Elena Peñalta

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